Eugenia Unger, vivir y sobrevivir al Holocausto

3 de agosto de 2019  • 19:42

“Viví lo más inhumano que ni un libro, una película o una nota podrán describir. Sufrí todo tipo de humillaciones: un día en un gueto pedí cantar canciones de Shabat y al escucharnos, una soldada alemana entró a nuestras cuchetas y empezó a disparar, a matar por matar, sólo porque habíamos empezado a cantar”. A sus 93 años Eugenia Unger conserva la memoria intacta de los años de horror que le tocó vivir durante buena parte de su historia.

Genia, tal como la llaman sus conocidos, es una de las sobrevivientes del genocidio judío que pudo escapar de Europa luego de muchos años de estar detenida en campos de concentración y llegó a la Argentina con su esposo y su hijo para comenzar una nueva vida. Hoy, a sus 93 años, está a cargo del Museo del Holocausto en Buenos Aires y en Miami y es un testimonio vivo de una de las etapas más dolorosas de la historia.

Es por eso que la conductora y productora argentina radicada en Miami Natalia Denegri viajó a nuestro país para entrevistar a Unger para la nueva temporada del cicloCorazones guerreros, el programa que se emite por Mega TV y que retrata historias superadoras de personas de habla hispana. Además, esta entrevista será parte de La niña número 48914, un documental que Denegri estrenará en septiembre en los Estados Unidos y se transmitirá en el prime time del canal. En este especial se mostrará la dura historia de la Shoá, el genocidio más grande de la historia de la humanidad, a través de los relatos de Unger.

Escapar del infierno

Cuando los nazis la tomaron cautiva Eugenia tenía 13 años y vivía en Polonia con su familia: su padre Noe (director del matadero de Varsovia), su madre Raquel y sus hermanos Eugenio, David y Reina. De un día para el otro comenzaron a sobrevolar aviones de guerra por su barrio y se desató una batalla que terminó con la ocupación alemana. Tras estar hacinados en el gueto de Varsovia durante un largo tiempo siguieron por los campos de concentración Majdanek y Auschwitz-Birkenau en Polonia y Ravensbrück, Ratzow y Malchow en Alemania, donde Eugenia fue rapada, maltratada, violada, tuvo que trabajar como esclava picando piedras y fabricando granadas y bombas, y llegó a pesar apenas 28 kilos.

Aunque en un principio vivieron en Paraguay, pronto partieron rumbo a la Argentina, donde se reencontró con su madre, agrandó su familia y llegó a convertirse en cosmetóloga. “Siento que Dios me regala años para no callar. Varios sobrevivientes no pueden relatar la historia y somos la última generación que puede dar testimonio de lo ocurrido”, dice en un momento de la charla.

Luego de la entrevista Unger se mostró muy agradecida con Natalia Denegri por haberla escuchado y decidido hacer de su historia un nuevo documental que concientice al mundo para acabar con los holocaustos y también por su labor solidaria en todo el mundo.